miércoles, 18 de febrero de 2015

Si, soy imbecil

Si, soy imbécil.

Hago esta afirmación tras haber leído el artículo de Salvador Sostres llamado "Las endorfinas" (Os dejo el enlace: Las endorfinas - Salvador Sostres)

Básicamente se resumen en que para esta persona, la gente que hace deporte en busca de buen humor y buena sensación es imbécil. 

Lo dice una persona que le hace sentir bien atiborrarse a comida como si no hubiese mañana y escribir (también llamada: vida sedentaria). Insinúa a lo largo del artículo que él realiza algo de "deporte" porque está "como un cerdo", eso si, lo hace porque no le queda otra opción y que su vida sería una mierda en el caso de que tuviera que recurrir al deporte para sentirse bien. También deja recado a los vegetarianos, los cuales disfrutan comiendo verduras básicamente. Termina diciendo que dedican toda su vida al deporte y que se despreocupan del resto y muestra sus pasiones ya sean iglesias, comida, hoteles y bares.

"Hay un imbécil que corre para sentirse bien. Recemos por él." finaliza Sostres.



Me supongo que a esta persona, cuando era niño, le enseñarían que es el RESPETO y la EDUCACIÓN hacia personas que no tienen sus mismos gustos o pasiones, porque para poder criticar o dar una opinión sobre un tema, primero tienes haberlo vivido o , al menos, estar bien informado. 

La gente que realiza un deporte ya lo hace bien por prescripción médica, porque les gusta sentirse bien consigo mismo, para relajarse y dejar a un lado los problemas o por mil motivos diferentes ya que cada persona tiene sus razones. Esta gente que práctica un deporte hacen una cosa muy importante, que es ORGANIZARSE, si ese vocablo que significa establecer un orden para llegar a un fin, que ese fin es el mismo que el del autor, tanto cuidar de su familia como de salir con los amigos a restaurantes, bares o de vacaciones y compaginar todo lo anterior con una vida activa. Porque la gente que se dedica ya bien sea correr, ir al gimnasio o algún deporte no se basa las 24 horas del día en ello, tienen vida más allá de sudar y desconectar. 

Pero el autor no tiene ni idea de esa sensación de libertad y de sentirse orgulloso de uno mismo cuando ha realizado pequeñas metas que se ponen los deportistas y las ganas de querer superarse cada día, que va a saber él. Sólo los IMBÉCILES saben que es esa placentera sensación.

Yo practico deporte y sí, lo admito: soy IMBÉCIL, MUY IMBÉCIL.

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