viernes, 19 de diciembre de 2014

No valoramos lo que tenemos

No valoramos lo que tenemos. Directo y conciso. Párate a pensar en todo los que tienes: una casa donde vivir, un colchón mullido para dormir, un plato encima de la mesa cada día, ropa que ponerte, una ducha para asearte cada día... Somos muy afortunados y aún así nos quejamos porque no tenemos el último iPhone, la PS4... Siempre miramos al resto que tiene más que nosotros y le envidiamos por todo aquello que tiene, pero, ¿a que nunca te has parado a pensar al otro resto que tiene menos que nosotros?

El otro día a través de la ventana, ví a un señor de unos setenta años rebuscando el cubo de la basura y la verdad es que me dió que pensar lo afortunados que somos y lo mucho que nos quejamos.

Si, aunque no te lo creas, existe un gran número de personas que hacen auténticos milagros para sobrevivir cada día, porque esta gente vive de forma ilegal en una casa que no es suya o en el parque de debajo de tu casa, hacen cola cada día en sitios donde reparte comida a los que menos tienen, robando en supermercados o incluso les ves removiendo la basura para poder llevarse algo a la boca o a la de sus hijos.

Es muy triste que en pleno 2014 haya casos como estos, porque nadie se merece que le pasen estas cosas y lo peor, que los de arriba lo permitan.

Así que, agradece a aquellas personas que te lo dan todo a cambio de nada para que tu puedas vivir cómodamente o simplemente agradécete a ti mismo y autofelicítate por poder sobrevivir cada día, pero sobretodo, VALORA AQUELLO QUE TIENES PORQUE NUNCA SE SABE CUANTO DURARÁ. 

jueves, 11 de diciembre de 2014

La extraña manía

Tenemos la extraña manía de contar cada minuto de lo que hacemos en nuestras vidas a través las redes sociales como Facebook, Twitter, Instagram, etc.. ¿Realmente existe esa necesidad? 

Existe una adicción muy preocupante sobre el uso de redes sociales, no podemos vivir sin ellas, es más, aunque no escribas nada, estás pendiente de revisar las "últimas novedades" y actualizando tu muro cada dos por tres, ¿ o no es así? 

¿Por qué hacemos esto? Puede ser porque vivimos en un mundo donde si no lo haces, eres el "raro", aunque realmente los "raros" son aquellas personas que están 24 horas pegadas a sus móviles (llegando a ir hasta el baño con ellos) u ordenadores enganchados de las redes sociales para ver que ha hecho Fulanito o Menganito. ¿Con qué finalidad? Cotillear a ver que ha hecho, con quién ha estado de fiesta o quién es su último rollo.

¿De verdad todo esto es necesario? Hace unos años, cuando no exitían las redes sociales, quedabas con tus amigos a tomar algo y todos estaban pendientes de la conversación, no como ahora que si, se queda para tomar algo, pero siempre con el móvil encima de la mesa y más pendiente de si se enciende la lucecita o vibrar por haber recibido algún WhatsApp o notificación; también cuando conoces a alguien nuevo de fiesta o en el trabajo y te ven mirando tus redes sociales, se produce la siguiente conversación:

- ¿Tienes Twitter/Facebook/Instagram?
+ Si
-  Sígueme

Y para fugazmente por tu cabeza un "no me importa tu vida" pero por tu boca sale un "vale, dime como te llamas" y entras en esa rueda que difícilmente saldrás.

Es muy triste ir por la calle y fijarte en las personas. El 90% de ellas van con la cabeza agachada mirando las pantallas de sus teléfonos y con los cascos puestos, aislados del resto de personas y quien no, a veces casi se choca con un árbol, farola u otra persona por ir mirando el maldito móvil.

El aislamiento al que se somete la persona, conlleva a que luego tenga problemas para entablar una conversación o simplemente estar con más personas a su alrededor, debido a su costumbre de "haberse cerrado" en su mundo.

Es una pena la de cosas que nos perdemos por mirar una pantalla de no más de 5 pulgadas, ignorando lo que tenemos delante, la vida.

Así que, si me permiten un consejo: "Dejen a un lado sus redes sociales y disfruten de la vida"

martes, 9 de diciembre de 2014

Quiero, quiero, quiero...

No nos engañemos, el ser humano es egoísta por naturaleza. Solamente piensa en sí mismo y en su propio beneficio sin pensar en el daño que puede causar a su alrededor. La avaricia de poder tener todo lo que desea le ciega y le evita ver más allá de sus propias narices.
Ahí es donde entra la conciencia que tiene cada persona y los valores que le han sido inculcados (aunque muchas veces no depende de los valores sino del tipo de la persona de persona y de sus valores). 
Existen varios tipos de personas: están las personas egoístas y que solamente buscan su bien personal. Es muy fácil reconocerlas, simplemente fíjate en lo que tardan en decir quiero esto y los minutos que pasan hasta que abren sus carteras o pulsan el botón de comprar a través de Internet. ¿Quién no conoce a alguien así o lo tiene al lado? No se, ese tipo de persona no valoran el dinero y en cuanto pueden lo gastan compulsivamente en cosas que realmente no les hace falta; y lo peor de todo es que tienes que oír después que no tienen dinero para comprar un regalo a un familiar pero eso si, se acaban de comprar un abrigo de 60 euros. ¡SI SEÑOR!
Por otro lado, están las personas que van ahorrando poco a poco y cuando ven el momento oportuno lo gastan en algo que les sirva o en un simple capricho. Ese tipo de personas saben valorar el dinero y lo que cuesta levantarse todos los días a las 6 de la mañana para ir a trabajar por un sueldo para mantener a sus familias, pagar las facturas e hipotecas o simplemente para ahorrar para tener un futuro mejor y más desahogado. 

A todos nos gustaría tener todo lo que deseamos, ¿a quién no? pero, ¿dónde quedaría la satisfacción de haberlo conseguido por ti mismo, poco a poco y sin tener que desatender otras cosas de nuestras vidas?

El poseer todo aquello que deseas no te hace más feliz que el resto de personas, es más, te hace una persona avara y sin ilusión por nada, ya que cuando quieras lo puedes tener. 

Sinceramente, prefiero tener que luchar y pelear aquello que quiero, antes de tener todo y no valorar las cosas.

y tú, ¿qué tipo de persona eres? 

domingo, 7 de diciembre de 2014

Un domingo más...

Te despiertas un domingo más. 10:04 de la mañana, das vueltas en la cama intentando dormir un rato más pero tu cuerpo ya ha descansado lo suficiente y buscas fuerzas para levantar y hacer algo productivo un sombrío domingo más. Vas a la cocina y te preparas tu café con sus dos tostadas cubiertas de mantequilla como todas las mañanas desde hace varios años. De mientras, lees el Twitter y ves como la gente narra como les fue la noche minuto a minuto y piensas: "¿qué cojones me importa que hicisteis anoche? Si realmente hubierais disfrutado de la noche, no hubierais estado colgados del móvil como unos imbeciles". Suspiras y dejas el móvil. Te lavas los dientes y te miras en el espejo, hoy es un día más y toca seguir adelante, piensas mientras sonríes y vas a tu habitación para vestirte con ropa de sport para dar una vuelta por el campo y despejar la mente, ya que no hay nada mejor que hacer este frío domingo de diciembre. 
Tomas el valor suficiente para salir a la calle y el frío se instala en tu cuerpo. Tendría que haberme puesto más ropa, piensas mientras te colocas los cascos en tus oídos y pulsas el aleatorio de tu lista de reproducción del iPod. Te pones dirección al paseo que conecta varios pueblos del municipio mientras suena tu canción para los domingos: Domingo Astrómantico de Love of Lesbian. Te viene a la mente la historia que cuenta el videoclip y sientes envidia por la relación que muestra la pareja pero a la vez sientes esa sensación de libertad que te da estar solo. Mientras sorteas los charcos y la canción va avanzando, te vienen a tu mente todas las relaciones que has tenido y lo que has vivido con cada persona que has estado, pero justo llega esa relación "montaña rusa" digamos que, sin comerlo ni beberlo te ha marcado más que el resto. Como todas las relaciones empezaron bien pero a veces el destino une a imposibles y lo mejor es acabarlo, por el bien de todos. Justo, te cruzas con una pareja de jóvenes que van contándose alguna anécdota graciosa o hablando de cualquier tema pero eso es lo que menos te importa, porque ves en sus ojos, sus caras, ese gesto facial de tranquilidad y de total complicidad con la otra persona que tu envidias porque, ¿a quién no le gusta ser correspondido?. Pero sigues con tu paseo y comienza a llover. Que raro, piensas irónicamente mientras te das media vuelta y aligeras el paso hacia casa para mojarte lo menos posible. La canción está llegando a su final y escuchas la última frase que dice: "Si me sueltas entre tanto viento ¿como voy a continuar?" y te ríes de como anteriormente dejaste que tu vida dependiese de otras personas que pensabas que no podías vivir sin ellas pero lo que sucedía es que tu no vivías tu propia vida y renunciaste a ser feliz por algo que no lo merecía. Te quedas con una sonrisa de oreja a oreja y dices en alto: "Un domingo astrómantico sin tí, pero conmigo" porque es el momento de dejar todo lo malo atrás y sonreír como nunca, porque te lo mereces y lo sabes.